lunes, 28 de abril de 2008

Triste de Cebolla

Las manos de mis hermanos que salen del cerebro me tironean la garganta. "Salí!, o me vas a arrancar el surrealismo, y mirá que caigo en una pieza con luz y frío". Decí que me agarro al ultimo hilo de olor a cebolla mientras esquivo una melodía celular que me roza la espalda. Pero cada vez son más y, aunque trepo, los termómetros se enlistan en columnas de puntadas, los bazos de agua oxidada, y el amarillo, no de otoño; de vapor de mercurio.



Lo más triste es ver y oler el miedo a cebolla podrida que hasta las sabanas de un pliegue desmorona e invita a los tristes teléfonos a sonar, a abrazar a la angina y a empujar las construcciones que siempre están mal construidas.

1 comentario:

el chapulín dijo...

vale rojo!!!
por una república surreal!
por una cachetada al atlántico y todos empapados de una buena vez...

descubrir el surrealismo, es iniciarse definitivamente en la magia, ya lo creo. Qué soberbia estas palabras y esta sensación!

sin embargo, sigo pensando, los caminos para escabullirse dentro son tantos y se van reinventando con tal maravillosa desproporción a medida que gira la humanidad... es muy loco, cuchame, un surrealismo que convive con girondo, internet, tinelli y la neurobiología y seguí mezclando, seguí te digo y la cajeta madre y, qué va, demos gracias al señor que meta creación, se le escapó una barba roja que está haciendo de las suyas por la teluria sudaca!